Clarín.com - 12/03/07
Es viernes por la tarde. Muchos de los micros que van a La Plata, en especial los que lo hacen por Camino Centenario, ni se detienen en la parada de Brasil y Azopardo. Están tan llenos que no cabe ni un alma más. Finalmente, el chofer de un 129 se apiada y abre la puerta. Su coche también está repleto: entre el primer escalón y el primer asiento se amuchan unas diez personas, algunas apretadas contra el parabrisas.
Rodolfo Leonardo Benítez toma coraje para subir. Sabe que si no aprovecha, podrían pasar otros 40 minutos hasta que pueda tomar el próximo colectivo que lo deje en Villa Elisa. Así que presiona un poco más y también termina contra el vidrio delantero. En ese estado, el micro toma la autopista Buenos Aires-La Plata, donde la chicharra del limitador de velocidad advierte más de una vez que se superaron los 90 kilómetros por hora. "Todos los días viajamos así —cuenta Benítez—. Encima el micro va rapidísimo. Siempre me asusta pensar qué pasaría si chocamos".
La denuncia es común entre los usuarios del servicio que une Buenos Aires con La Plata y fue comprobada por Clarín. En las horas pico, viajar es casi imposible. En sentido hacia La Plata, el peor horario es entre las 18 y las 21, cuando la gente sale de trabajar. En los micros que van por el centro, si se sube en Cerrito y Santa Fe hay alguna esperanza de encontrar asiento. Después, la gente sube como puede, especialmente en paradas como la de Avenida de Mayo o la de Constitución. Ya en Brasil y Azopardo, hay tanta gente parada que no puede subir nadie más.
Hacia Capital, la hora pico es entre las 7 y las 10. Las paradas más complicadas son las de la rotonda Gutiérrez, donde el micro se llena, y la de Hudson, donde no siempre para. El viernes hay problemas durante casi todo el día en ambas direcciones.
"Los micros van con un promedio de entre 15 y 30 pasajeros parados —se queja Alejandra Di Marzio, que se cansó de presentar denuncias ante la Subsecretaría de Transporte de la Nación y la CNRT—. Es inconcebible que un servicio que va por autopista lo permita".
En la autopista, los pasajeros hacen equilibrio mientras el ómnibus va cada vez más rápido. El limitador de velocidad no siempre funciona: Clarín verificó en un viaje hacia Buenos Aires que, aunque el micro superó varias veces los 100 kilómetros por hora, la chicharra nunca sonó.
En la actualidad existen dos empresas que prestan el servicio Buenos Aires-La Plata. Una es el Grupo Plaza, que opera la línea 129, y transporta entre todos sus ramales a 700.000 pasajeros por mes. El pasaje cuesta $ 4,60.
La otra empresa es La Nueva Metropol, a cargo de la línea 195, que cumple el recorrido con el nombre de Costera Metropolitana y cada mes lleva a 300.000 pasajeros cobrando un pasaje de
$ 6. Tanto ésta como Plaza ganaron una licitación convocada en diciembre de 2003, a raíz de la quiebra de Río de la Plata y Costera Criolla, las firmas que antes cubrían el trayecto.
Hasta el 13 de octubre del año pasado, las dos compañías tenían recorridos hasta Retiro y hasta el centro porteño, en ambos casos con servicios hacia La Plata por autopista o por camino Centenario. Pero a raíz de una medida judicial interpuesta por Plaza, Costera Metropolitana no pudo seguir haciendo el circuito del centro. Desde entonces, la situación empeoró para los pasajeros.
"Teníamos 60 unidades en servicio, pero cuando nos retiraron el corredor centro tuvimos que reducirlas a 35 —contó Luis Delía, gerente general de La Nueva Metropol—. Ahora no podemos circular por la 9 de Julio, pero mantenemos los servicios hacia Constitución y a Retiro, por Alem".
Según Delía, antes del cambio salía un coche cada 15 minutos o, en hora pico, cada 10 para hacer el recorrido por camino Centenario. "Ahora salen cada 30 minutos y los micros que van por autopista siguen saliendo cada diez. De todas formas, ya hicimos un pedido a la CNRT para incorporar 20 unidades más, aunque todavía no recibimos respuesta".
En el Grupo Plaza afirmaron que antes La Nueva Metropol prestaba un servicio para el cual no estaba habilitada. Según argumentaron, el corredor centro sólo estaba asignado a la línea 129. Por otra parte, desde la empresa admitieron que la cantidad de unidades en servicio para la ruta hacia La Plata, cualquiera sea el recorrido, es insuficiente.
"La licitación fue hecha de acuerdo a la cantidad histórica de pasajeros de Río de la Plata, pero ahora se trabaja con más demanda que otros años — explicó Daniel Millaci, director del Grupo Plaza—. De todas formas, el sector sufre una crisis y no vamos a comprar más unidades".
Millaci reconoció que durante el verano circularon sólo 50 coches de la línea 129. "Esto se debió a las licencias de los choferes por el período vacacional, pero a partir del comienzo de clases la situación ya volvió a la normalidad con la incorporación de otros 30 coches".
Sin embargo, el viernes se repitieron las demoras y los micros repletos. "A las 19.30, en Cerrito y Corrientes la cola tenía una cuadra y los micros llegaban con gente parada —contó Natalia Ciple, usuaria del 129—. Las empresas juegan con la desesperación de la gente de volver a su casa".
Rodolfo Leonardo Benítez toma coraje para subir. Sabe que si no aprovecha, podrían pasar otros 40 minutos hasta que pueda tomar el próximo colectivo que lo deje en Villa Elisa. Así que presiona un poco más y también termina contra el vidrio delantero. En ese estado, el micro toma la autopista Buenos Aires-La Plata, donde la chicharra del limitador de velocidad advierte más de una vez que se superaron los 90 kilómetros por hora. "Todos los días viajamos así —cuenta Benítez—. Encima el micro va rapidísimo. Siempre me asusta pensar qué pasaría si chocamos".
La denuncia es común entre los usuarios del servicio que une Buenos Aires con La Plata y fue comprobada por Clarín. En las horas pico, viajar es casi imposible. En sentido hacia La Plata, el peor horario es entre las 18 y las 21, cuando la gente sale de trabajar. En los micros que van por el centro, si se sube en Cerrito y Santa Fe hay alguna esperanza de encontrar asiento. Después, la gente sube como puede, especialmente en paradas como la de Avenida de Mayo o la de Constitución. Ya en Brasil y Azopardo, hay tanta gente parada que no puede subir nadie más.
Hacia Capital, la hora pico es entre las 7 y las 10. Las paradas más complicadas son las de la rotonda Gutiérrez, donde el micro se llena, y la de Hudson, donde no siempre para. El viernes hay problemas durante casi todo el día en ambas direcciones.
"Los micros van con un promedio de entre 15 y 30 pasajeros parados —se queja Alejandra Di Marzio, que se cansó de presentar denuncias ante la Subsecretaría de Transporte de la Nación y la CNRT—. Es inconcebible que un servicio que va por autopista lo permita".
En la autopista, los pasajeros hacen equilibrio mientras el ómnibus va cada vez más rápido. El limitador de velocidad no siempre funciona: Clarín verificó en un viaje hacia Buenos Aires que, aunque el micro superó varias veces los 100 kilómetros por hora, la chicharra nunca sonó.
En la actualidad existen dos empresas que prestan el servicio Buenos Aires-La Plata. Una es el Grupo Plaza, que opera la línea 129, y transporta entre todos sus ramales a 700.000 pasajeros por mes. El pasaje cuesta $ 4,60.
La otra empresa es La Nueva Metropol, a cargo de la línea 195, que cumple el recorrido con el nombre de Costera Metropolitana y cada mes lleva a 300.000 pasajeros cobrando un pasaje de
$ 6. Tanto ésta como Plaza ganaron una licitación convocada en diciembre de 2003, a raíz de la quiebra de Río de la Plata y Costera Criolla, las firmas que antes cubrían el trayecto.
Hasta el 13 de octubre del año pasado, las dos compañías tenían recorridos hasta Retiro y hasta el centro porteño, en ambos casos con servicios hacia La Plata por autopista o por camino Centenario. Pero a raíz de una medida judicial interpuesta por Plaza, Costera Metropolitana no pudo seguir haciendo el circuito del centro. Desde entonces, la situación empeoró para los pasajeros.
"Teníamos 60 unidades en servicio, pero cuando nos retiraron el corredor centro tuvimos que reducirlas a 35 —contó Luis Delía, gerente general de La Nueva Metropol—. Ahora no podemos circular por la 9 de Julio, pero mantenemos los servicios hacia Constitución y a Retiro, por Alem".
Según Delía, antes del cambio salía un coche cada 15 minutos o, en hora pico, cada 10 para hacer el recorrido por camino Centenario. "Ahora salen cada 30 minutos y los micros que van por autopista siguen saliendo cada diez. De todas formas, ya hicimos un pedido a la CNRT para incorporar 20 unidades más, aunque todavía no recibimos respuesta".
En el Grupo Plaza afirmaron que antes La Nueva Metropol prestaba un servicio para el cual no estaba habilitada. Según argumentaron, el corredor centro sólo estaba asignado a la línea 129. Por otra parte, desde la empresa admitieron que la cantidad de unidades en servicio para la ruta hacia La Plata, cualquiera sea el recorrido, es insuficiente.
"La licitación fue hecha de acuerdo a la cantidad histórica de pasajeros de Río de la Plata, pero ahora se trabaja con más demanda que otros años — explicó Daniel Millaci, director del Grupo Plaza—. De todas formas, el sector sufre una crisis y no vamos a comprar más unidades".
Millaci reconoció que durante el verano circularon sólo 50 coches de la línea 129. "Esto se debió a las licencias de los choferes por el período vacacional, pero a partir del comienzo de clases la situación ya volvió a la normalidad con la incorporación de otros 30 coches".
Sin embargo, el viernes se repitieron las demoras y los micros repletos. "A las 19.30, en Cerrito y Corrientes la cola tenía una cuadra y los micros llegaban con gente parada —contó Natalia Ciple, usuaria del 129—. Las empresas juegan con la desesperación de la gente de volver a su casa".
No hay comentarios:
Publicar un comentario